Escápate

Le decía Rachel mientras el sol se despedía y aparecía la lluvia que nos daba la bienvenida en este primer día de otoño. Corría rápido, había cometido un gran error, Lisa estaba perdida y lo peor de todo, había involucrado a Rachel en esto. Ella jamás tuvo que ver lo ocurrido, que presenciarlo, no tuvo que buscarla en ese barrio pobre y moribundo de Madrid donde la droga era un tren de viaje continuo y la prostitución se posaba en cada esquina de la calle. Lisa fue a ese barrio por amor, y de él huía porque se había convertido en su peor pesadilla. Jamás tuvo que cruzar su mirada con Mike, el hombre que movía toda la droga de España y al que toda la mafia respetaba y admiraba, pero en ese tío duro, serio y fuerte se encontraba un corazón débil que quería salir de ese mundo aunque él ya se había convertido en el jefe de él. Lisa había conseguido abrir ese corazón y llenarlo con un poco de amor, sacando el odio y ahora ella, por haber ido hoy a visitarlo, estuvo presente en un asesinato entre mafias donde Mike estaba involucrado, vio como las pistolas se disparaban por dinero y como la gente caía sin piedad y Rachel por haber ido con ella también lo presenció

Lisa y Mike se fueron corriendo mientras Rachel (por haber sido testigo) se desangraba en el suelo.

-¡Perdóname Rachel! Jamás te tenía que haber metido conmigo en este mundo... -decía Lisa mientras sus lágrimas se mezclaban con las de la lluvia y Mike intentaba tranquilizarla

-Lisa, ya no podemos hacer nada, solo correr y huir, -mientras Mike intentaba por todos los medios proteger a su amada, por dentro se destrozaba porque todo era por su culpa, jamás teniá ella que haberse metido, ni tan si quiera observar su mundo.

Pero ya era tarde, cogieron el primer avión para Italia para olvidarse de todo, de todos. Ya no podrían volver a ver a sus familias, ni abrazar a sus amigos.

Así es como el árbol de otoño mientras lo observó todo empezó a arrancar sus hojas para que volaran con ellos, fueran a donde fueran, para guiarles por el buen camino.